Son organizaciones inteligentes las que aprenden continuamente. La eficacia de estos grupos o equipos radica en que todos sus miembros aprenden continuamente. Todos aprenden y todos aportan algo.
Todos tienen algo que aportar y todos están permanentemente receptivos. Su crecimiento y su desarrollo se hace así incontenible.
En una organización de estas características los conocimientos, las actitudes y las conductas están en constante renovación. En las organizaciones inteligentes la renovación no se detiene nunca.
Afrontar con garantía los nuevos retos, la excelencia al sacar partido a las nuevas oportunidades y el aplomo en la turbulencia de los acontecimientos se logran con generosidad de tiempo y medios para desarrollar las competencias esenciales del individuo como individuo y parde del grupo.
Además, el desarrollo de las competencias requiere actitud entusiasta para aprender siempre, recomendar continuamente, saber aprender (saber escuchar, saber ver, querer aprender), saber enseñar (corregir, hacer participar, ser positivos, comunicadores, delicados, afables), aportar y recibir sin pausa.