Jornada de trabajo dirigida a empresarios y directivos, que tiene el objetivo de encontrar nuevos cauces al papel de las bellas artes y las artes audiovisuales en la creación de la atmósfera empresarial imprescindible, para incrementar los beneficios personales y económicos, y aminorar la crisis caótica.
Hay una responsabilidad social del empresario que consiste en consumir y exhibir exclusivamente arte, diseño, decoración y publicidad respetuosos con el valor transformador del trabajo digno. ¿Para qué? Para contribuir a un modelo de mundo humano que priorice y no olvide las dimensiones más humanas de la persona, rechazando toda ideología antipersona.
Esto es responsabilidad del empresario, como ciudadano, porque las ideologías antipersona son la causa principal de todo empobrecimiento y de la degeneración de la persona y de la sociedad. Mientras que uno de los efectos insospechados del verdadero arte -el arte que conduce a la belleza- es elevar y enriquecer. Por eso el arte tiene el deber ético de enriquecer y elevar.
Todo ello debería llevarnos a pensar que la Belleza es la gran necesidad del hombre; es la raíz de la que brota el tronco de nuestra paz y los frutos de nuestra esperanza (Benedicto XVI). Pero en esta encrucijada hay que plantearse de nuevo, ¿qué es la Belleza?: La Belleza es el resplandor de la Verdad, sin la Verdad no hay arte. Para encontrar la Verdad se tiene que conocer bien los seres de la creación (Antoni Gaudí).
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