El trabajo tiene un poder transformador. Transforma la realidad, la sociedad y la personalidad. El trabajo sólo tiene sentido si nos transforma en personas mejores y nos permite generar recursos y beneficios para la empresa.

 

Trabajamos para crecer. Pero el trabajo que hace crecer es sólo el trabajo bien hecho.

 

Por eso, no es deseable ni viable una empresa, si los que trabajan no mejoran en ella, porque trabajo bien hecho y crecimiento (empresarial y personal) van de la mano. El trabajo bien hecho hace crecer.

 

De ahí, también, que entender la vida -entender el sentido de la vida- es entender el trabajo: si no se trabaja para ser mejores, la vida no tiene sentido. El trabajo sólo tiene sentido si nos hace personas mejores.

 

Podemos medir la eficacia y el valor de las empresas por el grado de madurez que alcanzan los que trabajan en ellas.