La difícil tarea de los líderes que ahora exige la sociedad es la de equipararnos del saber hacer práctico que necesitan las organizaciones para destacar por sus ventajas competitivas, sin olvidar la prosperidad social y personal de los trabajadores.

 

Líderes que suman capital moral al intelectual y que incorporan competencias del más alto nivel en el terreno, tanto de las ciencias empresariales y económicas, como en el de las nuevas tecnologías y la creación de riqueza espiritual. Líderes capaces de proporcionar soluciones más completas y más rentables y más humanas: directivos globales.