La escisión entre espiritualidad y cultura, con la exclusión de Dios de la esfera pública,es un obstácuo en la implantación de un modelo de convivencia basado en las dimenciones más humanae y los valores más altos.

 

 

Cuando se ignoran las realidades más trascendentes, se pierde la verdad de la naturaleza humana. Entonces pierden sentido hasta las más básicas realidades. La democracia, lajusticia, la paz o el progreso, sólo tienen éxito cuando se basan en al verdad y en una comprensión correcta de la persona humana.

 

 

En esta décima convocatoria de la Jornada de Estudio para Empresarios de la Asociación Empresa&Humanidades, nos proponemos estudiar y demostrar que las más profundas y trascendentales convicciones y la natural dimensión religiosa del hombre, no es un impedimento para el diálogo, sino más bien, un puente, precisamente porque une razón y cultura. Lo más racional es una existencia verdaderamente espiritual.

 

 

El relativismo supone un obstáculo insidioso para el verdadero progreso. Por eso es especialmente urgente el diálogo realista y sereno sobre lo trascendente, que sostiene la unidad esencial de conocimiento, guía al hombre a la satisfacción sublime de ejercer su libertad en relación con la verdad, y afecta a la relación entre la fe y todos los aspectos de la vida civil.